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Población de menor categoría: el concepto de lo rural.

Actualizado: 4 may 2020

Alguien ha definido las ciudades de hoy como un entramado de intereses nacidos al amparo del desarrollismo industrial, a lo que nosotros añadiríamos que, donde se vive obligatoriamente hacinados por la herencia de un tiempo pasado en el que, ni las posibilidades logísticas ni las herramientas digitales se correspondían con las actuales.


¿Puede marcar la definición de un concepto el futuro del mismo? ¿Depende, quizá, de la connotación que le asignemos en el proceso de asimilación de dicha definición? ¿Y si resulta que algunas definiciones fuesen sólo producto de la inercia de una caduca realidad del concepto al que se refieren, asimilada sin reflexión? Es decir, atendiendo no a lo que realmente es hoy en día, sino teniendo en cuenta, únicamente, qué lugar mantiene en el ideario/imaginario popular.


Las ciudades son un lugar donde las prioridades del ser humano se han rediseñado en base a un modelo de vida que se nos vende con insistencia y, admitámoslo dadas las circunstancias, acierto. Haciendo un símil con la automoción, un modelo que, como ocurre con todo aquello que compramos por impulso, renunciando a la reflexión, y vencidos por esa infalible táctica comercial de hacernos creer que es la puerta a una vida nueva, (un modelo que) parecía más bonito en el folleto; parecía más grande, más silencioso, con más maletero, destacaba más sobre los demás y, lo más importante, maldita sea, en el que no terminamos de localizar el botón de ese "extra" que nos iba a convertir en protagonistas del anuncio con un nuevo mundo de posibilidades a nuestros pies.


¿De verdad es la ciudad la puerta a ese nuevo mundo de posibilidades? ¿De dónde viene esa idea?


Bien. La RAE, en su primera acepción para "ciudad", la define como:

1) Conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas.

La propia Real Academia Española, en su segunda acepción para "ciudad" añade:

2) Lo urbano, en oposición a lo rural.

Vamos, entonces, a ver qué entiende la RAE por "rural":

1) Perteneciente o relativo a la vida del campo y a sus labores.

Por lo tanto, en base a estas definiciones oficiales podemos concluir que, si vives en el entorno rural es para dedicarte a la vida del campo y sus labores y que, si quieres dedicarte a cualquier otra cosa, tu lugar está en lo urbano. En esas ciudades cuya población se dedica a actividades no agrícolas.


Pero, no se vayan todavía porque aún hay más. Hemos empezado a desmadejar el hilo desde la definición de "ciudad". Vamos, por una cuestión de equilibrio, a ver la definición de "pueblo" y nos encontramos con que, en su segunda acepción, la Real Academia Española lo define como, agárrense…

2) Población de menor categoría.

Pasándonos ahora al símil culinario, introduciendo este nuevo parámetro como ingrediente en nuestra anterior conclusión y añadiéndole dos cucharaditas de aceite, en forma de silogismo deductivo, nos queda un buen plato de que si vives en el pueblo, una población de segunda categoría en el entorno rural, es para dedicarte a la vida del campo y sus labores y que, si quieres dedicarte a cualquier otra cosa, tu lugar está en lo opuesto, en lo urbano. En esas ciudades, lugares de primera, cuya población se dedica a actividades no agrícolas.

Una idea acuñada durante años de realidades y necesidades muy diferentes a las actuales, generación tras generación, que no es fiel a la realidad de nuestros días, sino trascripción desactualizada de unos conceptos tan obsoletos como arraigados. Esas definiciones son una imagen en sepia. Si hubo una época en la que eso era cierto, ya pasó.


Por lo tanto, ¿puede marcar la definición de un concepto el futuro del mismo? Sí, sin duda. Marca nuestro presente y marcará el futuro si no provocamos un cambio.

Si queremos, de verdad, construir una #nuevaruralidad, combatir el despoblamiento y el abandono de nuestros pueblos, convencer a la gente de que puede desarrollar tanto su vida personal como profesional en el entorno rural, incluso mucho más allá del sector primario, debemos empezar por actualizar esas descripciones que resultan tan disuasorias como pasadas de moda. Crear definiciones que se correspondan con la realidad de los conceptos y contribuyan a levantar ese atractivo escenario de presente y de futuro para nuestros pueblos. Sin duda un pueblo puede ser una población menor, como lo puede ser una ciudad comparada con otra, pero nunca será una "población de menor categoría".


Lo urbano y lo rural, no son lo opuesto sino entornos complementarios a muy distintos niveles.También a nivel de desarrollo profesional. Ni vivir en la ciudad ofrece todas las posibilidades, ni vivir en el pueblo es hacerlo en una postal pero carecer de ellas. Un entorno ofrece unas posibilidades intrínsecas a su naturaleza urbana y, el otro, posibilidades derivadas de su naturaleza rural. Y, al margen de estas posibilidades específicas que los diferencian, existe una infinidad de opciones profesionales que pueden desarrollarse tanto en un lugar como en el otro. Pueblo y ciudad, ciudad y pueblo, simplemente ofrecen realidades diferentes, con pros y contras que cada cual debe valorar en función de sus circunstancias, para decidirse por una o por otra.

Por lo tanto, a una #RuralidadDeVanguardia, como cualquier otro concepto, debe sustentarse sobre una sólida base fraguada en el lenguaje que da forma a las ideas en la mente de las personas. No resultan ya simpáticos ese sobre explotado prototipo bucólico-pastoril y folclórico del pueblo y de lo rural al que acudir para respirar aire puro y comer un buen plato de cuchara, ni ese cliché del paisano de hablar célebre, rozando lo cómico, y manos encallecidas, viendo la vida pasar desde un prado al cuidado de sus animales, o desde el huerto, o apoyado en la puerta de su rústica casa. Hoy en día, hay muchísimas personas desarrollando innumerables actividades desde lo rural, más allá del intrínseco e indispensable sector primario que también alimenta a las ciudades, trabajando incluso en proyectos altamente innovadores. Y es ahí donde debemos poner el foco. No incidir en la versión del páramo, vacío de personas, en que convierten las grandes cifras a lo rural, sino en que es un escenario lleno de posibilidades, esperando ser habitado por las personas adecuadas. Ha dejado de ser “referente a la vida del campo y sus labores” para convertirse en “referente a la vida en el campo”.


Ese es el horizonte hacia el que caminamos y que nunca debemos perder de vista. Señores/as académicos/as de la RAE, estamos escribiendo un nuevo relato y en ustedes recae parte importante de esta responsabilidad que, por otro lado, no les debe resultar ajena.



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