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La ficción, el campo de la contienda que viene

Actualizado: 12 nov 2019

"Las ficciones no son ni verdad ni mentira, son otra cosa."

César Rendueles



La ficción, esa otra cosa, es ahora y será durante al menos el próximo lustro el campo de batalla donde se conformarán las formas y maneras del ser humano a todos los niveles: político, económico, ideológico, social, religioso, histórico… Es el campo de batalla porque en ella se produce una suspensión de las leyes del derecho, la moral, la costumbre, donde podemos mostrar y jugar con cualquier comportamiento, desde el más reprobable hasta el más honesto y convertirlo en una conducta con la que el espectador se identifique de tal manera que se vea obligado a replantearse categorías básicas de las relaciones de convivencia y a redefinir, en un contexto de amenaza extrema y violencia generalizada como en el que nos encontramos, las legitimidades sociales y las opciones morales.


Hemos tenido signos, pistas que han funcionado como anticipo de esta teoría que defendemos. Por ejemplo las “fake news”, a las que identificamos equivocadamente como un ataque a la verdad, cuando lo que se pretende con ellas de hecho es construir una irrealidad verosímil que se impone por encima de la verdad jugando con elementos de esta. La mentira no funciona ya como conducto de transformación y creación ideológica, puesto que la sociedad es capaz de reconocerla, en su lugar la ficción es ahora el conducto utilizado para tal fin precisamente debido a esa voluntaria suspensión por nuestra parte de la que hablábamos anteriormente y porque aún somos incapaces, como sociedad, de reconocer la reorganización dramatúrgicamente perversa de los elementos reales. Una construcción de lo verosímil es aún más exigente que la exposición de lo verdadero, porque lo verdadero, en ausencia de elementos construidos, a veces no es verosímil, sin embargo una omisión de la verdad sí que ha de serlo. Es por esto que en la actualidad proliferan empresas cuya labor es la elaboración de esa verosimilitud en los más diversos campos. Una verosimilitud basada no en valores positivos inculcados e incrustados en la sociedad, sino tomando como baremo la corrección política, es decir, la construcción externa del discurso sin que el impulso primigenio sea la defensa de esos valores. Quizá se entienda mejor con esta analogía: no se trata de que el alimento sea sano, sino de que no nos haga daño. En este momento ya existen empresas españolas que se dedican concretamente a asesorar a los creadores de ficción de diversos ámbitos para que su creación no haga daño en las cuestiones, por ejemplo, de la llamada “diversidad”. Así como empresas, ubicadas también en nuestro territorio, dedicadas a la generación de contenido en base a amplias masas de datos y que a través de una inteligencia artificial, sin intervención humana, son capaces de generar miles de contenidos en tan solo un par de días y con una inmediatez vertiginosa reflejar e informar en un amplio espectro que va desde los eventos deportivos hasta acontecimientos económicos o sociales recién ocurridos pudiendo imponer su interpretación, en un lenguaje comprensible y verosímil independientemente de su veracidad, a la de otros medios más reflexivos. Sus campos de generación de contenido, especificados en su propia web, son: servicios financieros, comercio electrónico, medios de comunicación, sector inmobiliario, cuidado de la salud y telecomunicaciones. Curiosa y para nada inocente elección de sectores. Estas empresas tienen acuerdos firmados con los principales medios de comunicación españoles y tú ya has leído varios miles de líneas generadas por estas inteligencias artificiales.



Ejemplo de irrealidad verosímil: ¿Recuerdas ”Taxi Driver”? ¿Quién era su protagonista? ¿Estás seguro?


Todos están buscando las armas y su posicionamiento para la próxima batalla, por eso los políticos buscan “el relato”, las empresas el “storytelling”, los medios de comunicación “la narrativa” y las plataformas multimedia “las historias” a través de algoritmos que trabajan sobre nuestros visionados. La ficción invade nuestra sociedad y pretende explicar, legitimar o deslegitimar ideologías, actitudes, comportamientos... Es cierto, está todo inventado, pero son los usos lo que tiene forma de novedad.


¿Por qué en Thusia nos presentamos como creadores de ficción? Porque es lo que siempre hicimos y ahora es el terreno por el que todos quieren transitar, el campo de la contienda que viene. Porque, con los escasos medios de los que disponemos, queremos presentar batalla a todos los sectores que circulan ya por el terreno de la ficción, a la construcción verosímil de irrealidades, a la dramaturgia malintencionada de la realidad. Queremos trabajar en la reorganización ética de los elementos (reales o irreales) y generar dramaturgias que nos hagan comprender lo que vivimos, lo que nos rodea y que cumplan una tarea indispensable para nuestra supervivencia: ayudarnos a predecir nuestras reacciones en situaciones hipotéticas, obligándonos a representarlas en nuestra mente –a repetirlas y reconstruirlas- y, a partir de allí, a entrever qué sentiríamos si las experimentáramos de verdad. Una vez hecho esto, no tardaremos en reconocernos en los demás, porque de alguna manera en ese momento ya seremos los demás y podremos formar una guerrilla que luche por defender e intentar ganar la batalla de nuestra dignidad.


Pensábamos que tendríamos que luchar por muchas cosas, incluso por altos conceptos como la verdad, pero jamás imaginamos que tendríamos que luchar por la ficción. Ese momento ha llegado.

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